Tras esto quedaron unos pocos bastiones de resistencia. Píntag organizó una guerrilla en la moderna provincia de Pichincha hasta que fue capturado y enviado a Cusco. Su hermano Nazacota de Puento logró alzar a los feroces carangues y caranquis, que había combatido lealmente al mando del difunto Cacha. Ante esto el Sapa Inca se decide acabar de una vez por todas con la guerra, dividiendo su ejército en tres unidades, una bajo su mando personal y las otras al mando de sus generales Michi, noble (Orejón) del Hurin Cusco, y Toma Auqui, del Hanan Cusco.
Tras destruir los fuertes de Aloburo y Yuracruz se dio la batalla final en torno a una fortaleza cercana a la actual laguna de Ecuador. y atacados tras varios días de batalla el ejército incaico no había logrado tomar el pucara y se dio orden de retirada, los carangues dejaron sus posiciones para perseguirlos.
Pero en ese momento la división del Inca, 30.000 hombres, se dio media vuelta y les presentó batalla, mientras que las de sus generales, 40.000 guerreros, salieron de sus escondites por ambos flancos a los rebeldes. Tras la victoria campal esta fue completada con un asalto a la fortaleza. Las represalias fueron, al estilo del Inca, muy severas. Como dice el historiador Raúl Porras Barrenechea, Huayna Capac "deseaba ser tan temido que de noche le soñaran los indios".
Consecuencias en la Historia Ibarreña
En las distintas crónicas se dice que a causa de la matanza brutal las aguas de la laguna se hicieron rojas por la sangre y esto llevó a que se le cambiara el nombre, de Cochacaranqui, según Espinosa Soriano, o de Otavalo al de Yahuarcocha que en quechua significa lago de sangre. Sin embargo, estas no coinciden ni en el número de muertos ni en como fallecieron.
Según Murúa la matanza se produjo durante la batalla que terminó a orillas del lago. Inca Garcilaso de la Vega y Pedro Cieza de León acusan que Huayna Cápac capturo a miles de prisioneros tras la batalla y los hizo degollar en la orilla Según Herrera y Tordesillas el Inca ordeno sacarles el corazón a sus enemigos y lanzarlos al lago pero Frederick Alexander Kirkpatrick dice que fueron decapitados y sus cuerpos lanzados a las aguas tras lo cual dijo: ahora sois todos unos niños. Esta última frase coincide con las informaciones que señalan que en ambas tribus tras la batalla no había ningún varón mayor de doce años, por lo que fueron apodados huambracunas. Nazacota de Puento murió en la batalla.
Sobre el número de muertos las variaciones son impresionantes. Garcilazo de la Vega da la cifra más baja, 2.000 muertos, pero Cieza de León multiplica ese número por diez. Herrera y Tordesillas señala 50.000, lo que es la cifra más alta.
Fundación
La ciudad se construyó entre Quito y Pasto, y cerca al mar. En la época de la colonia los viajes comerciales entre estas dos ciudades proveían a Ibarra de un movimiento comercial por lo que se la consideraba como un pueblo en progreso continuo. El intercambio productivo hizo que la ciudad creciera rápidamente y sus características para la agricultura propiciaron el desarrollo de la zona.
El asentamiento y la villa de San Miguel de Ibarra fueron construidos en el valle de los Caranquis, en los terrenos de Juana Atabalipa, nieta del Inca Atahualpa. Aún se pueden encontrar restos de construcciones Incas. Los datos históricos y antropológicos afirman que en la conquista española se construyó una ciudad colonial sobre la villa Inca, se usaron las mismas piedras talladas para construir casas coloniales. También existe la teoría de que Atahualpa nació en Caranqui.
«Rigió como Corregidor y Justicia Mayor en 1775, el Excelentísimo Señor Marqués de Villar, D. Antonio Pereira y Ruiz. Ejercen justicia también dos alcaldes ordinarios elegidos anualmente por su cabildo. En este corregimiento no hay Teniente alguno ni el Corregidor goza salario por no haberse destinado ramo de que se contribuyan los 500 pesos que su Majestad le asigno.
San Miguel de Ibarra es la senda precisa para conducirse de Cartagena y Nuevo Reino a esta ciudad de Quito, por lo que los mercaderes que viajan estos términos hacen escala en la referida villa, en donde logran algunas ventas de sus ropas, exigiendo al respecto de estas el real derecho de alcabala. La Villa de San Miguel de Ibarra está situada en un llano; su vecindario consiste en familias españolas, número de mestizos e indios.
Contiene ocho pueblos que se regulan en esta forma: Mira, Pimapiro, Carague, San Antonio de Carague, Salinas, Tumbabiro y Caguasqui. Circundan esta villa dos hermosos ríos uno que corre a la parte del Oriente, y llaman Taguando y otro que dirige su curso al Occidente y se nomina Afavi. Media legua al Norte de esta villa esta la celebre laguna nombrada YAHUARCOCHA; tiene esta de circunvalación mas de legua y media. En un cerro que llaman Chiltason y dista de la referida villa 8 leguas, se han descubierto muchas vetas de plata, habiéndose registrado sus metales conforme a ordenanza. En el pueblo que denominan Salinas, hay minerales de sal que abastece aquella villa y las poblaciones que están al Norte.
Este establecido allí el Real estanco de aguardientes de caña. El general destino de ellos es la labranza de campos por ser aquellos fecundísimos, a causa del benéfico temperamantero que allí se goza. Los regulares frutos que ellos producen son todos granos, muchos plantíos de caña dulce y siembras de algodón; las cosechas son en todo excesivas y abundantísimas. La caña de azúcar se labra en trapiches los cuales producen mucha azúcar, mieles y raspaduras; tiénesen algunos cortos tejidos de algodón y lanas destinadas al comercio. Hay muy grandes potreros donde se ceban las reses para el abasto de la Villa. El comercio se realiza con la ciudad de Quito, Popayán, Barbacoas, Choco igualmente con el gobierno de Esmeraldas. »
Durante el periodo de supervivencia del Estado de Quito (1811-1812), Ibarra fue una de las ocho ciudades que enviaron se representante al Supremo Congreso que se instaló el 11 de octubre de 1811 en el Palacio Real de Quito; obteniendo la diputación el Dr. Calixto Miranda Suárez de Figueroa. De igual manera, durante este período la ciudad y sus alrededores fueron elevados a la categoría de Provincia. De igual forma, el 16 de noviembre, dio a la villa de San Miguel de Ibarra el título de ciudad. Posteriormente el 11 de noviembre de 1829, el libertador, Simón Bolívar, nombró a la ciudad capital de la provincia.
Terremotos en la Historia
En la madrugada del 16 de agosto de 1868, un terremoto provocado por una falla geológica devastó la ciudad y la provincia. Ibarra quedó prácticamente destruida y cobró la vida de más de 13.000 personas.
Los sobrevivientes de este suceso se trasladaron a los llanos de Santa María de la Esperanza, donde se reubicaron y vivieron por cuatro años. Gabriel García Moreno fue comisionado por el Presidente de la República para reconstruir la ciudad. Finalmente, el 28 de abril de 1872, los ibarreños regresaron a la rehecha ciudad. Esta fecha se considera la segunda más importante después de la fundación de Ibarra.
El 5 de marzo de 1987 otro devastador terremoto dejó en ruinas gran parte de la ciudad. El sismo alcanzó 7,5 grados en la escala de Richter. En 2002 debido a la falla geológica un nuevo sismo destruyó edificaciones del barrio el Tejar ubicado en el Sur de la ciudad. Después de este terremoto en nuestra actualidad los ibarreños celebran la fiesta del Retorno en conmemoración del regreso de las personas a la ciudad, incluso la calle por donde regresaron se llama Avenida El Retorno.
En conmemoración a este terremoto y los sobrevivientes de este. En la actualidad se celebran las Fiestas del Retorno.
Batalla de la Independencia de Ibarra
El 17 de julio de 1823 tuvo lugar la encarnizada Batalla de Ibarra, dirigida por Simón Bolívar, que liberó la región del dominio español. El coronel Agustín Agualongo, Comandante realista de Pasto, aprovechando un posible descanso de Bolívar en El Garzal, provincia de Los Ríos, se sublevó el 12 de julio de 1823. Bolívar, escuchando que Agualongo había vencido al coronel Juan José Flores, se pone en marcha para acabar con la insurrección de Pasto.
Simón Bolívar, después de 7 días de marchas forzadas vence a Agualongo. Bolívar reunió a sus tropas en Otavalo, y el 17 de julio de 1823 derrota a Agualongo en las calles de Ibarra y cerca de la hacienda La Victoria, que se ubica al otro lado del Río Tahuando, lugar donde está la famosa Piedra Chapetona, que recuerda el hecho.
La leyenda, sin sustento práctico, dice que sobre esta piedra se encaramó Bolívar para dirigir a sus tropas a la victoria. La batalla guarda especial importancia por ser la única dirigida personalmente por El Libertador en territorio ecuatoriano.
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